Si me mato, no sera para destruirme, sino para reconstituirme; el suicidio no sera para mi mas que un medio de reconquistarme violentamente, de hacer brutalmente irrupción en mi ser, de dejar atrás el incierto avance de dios. Por medio del suicidio, reintrodusco mi diseño en la naturaleza, doy por primera vez a las cosas la forma de mi voluntad. Me libero del condicionamiento de mis órganos, tan mal adaptados a mi yo, y para mi la vida deja de ser un azar absurdo donde pienso lo que me dan a pensar. Elijo entonces mi pensamiento y la dirección de mis fuerzas, de mis tendencias, de mi realidad. Me coloco entre lo bello y lo feo, lo bueno y lo maligno. Me quedo suspendido, sin inclinación, neutro, presa del equilibrio de las buenas y malas peticiones.
Mismo cielo de mi mente. Lapiz sobre papel |