miércoles, 23 de noviembre de 2011

Hombre idiota

Yo, por ejemplo, por instinto quiero vivir, operar todos los aspectos de la vida que hay en mi, y no solo la razón, que equivale de pronto a no más de un vigésimo del todo.
¿Y que sabe la razón? Sólo sabe lo que ha tenido la oportunidad de aprender. Muchas cosas seguiran siendo desconocidas para ella. Esto hay que asumirlo aunque no tenga nada de confortante.
Pero la naturaleza humana es precisamente lo opuesto. Actúa como una entidad, usa todo lo que tiene, lo consciente y lo inconsciente, y aunque nos engañe, vive. Sospecho, damas y caballeros que me están mirando con compasión, preguntándose como es que no logro entender que un hombre esclarecido y culto como el hombre del futuro, no puede tener deseos deliberados de perjudicarse. Para ustedes es una cuestión de matemáticas puras. De acuerdo, es matemáticas. Pero dejenme insistirles por centésima vez, que existe un caso en que el hombre puede desear, con toda conciencia, volverse algo dañino, estúpido y hasta totalmente idiota. Y lo hará para defender su derecho de desear las cosas mas idiotas, y para no verse obligado a tener solo deseos sensatos. 
Capricho. lapiz sobre papel

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