lunes, 15 de julio de 2013

Boca de zorra

El futuro gana terreno sobre la piel humana y sobre los otros órganos. Todo esta en disputa y toda disputa pasa por el cuerpo. Yo fui consciente de esto por primera vez mirando el interior de una boca. De repente se me ocurrió que ahí, dentro de la boca de una persona que ha vivido al menos una treintena de años, están visibles todos los resabios de la lucha entre lo que hay de humano y lo que hay de animal en el hombre. La boca es tanto centro de lo humano como de lo animal y con el paso de los años la disputa deja rastros casi horripilantes. En ocasiones espío el interior de una boca con el solo interés de ver los despojos que han quedado en el campo de batalla. El interior de una boca es algo notable. Toda filosofía de la historia debería empezar por ahí. Es increíble que entre los odontólogos no haya surgido un filosofo o un pensador de fuste. Deben ser muy burros para que no haya habido ninguno. Si yo hubiera visto muchas bocas (especulo alegremente) alguna sabiduría profunda acerca de la especie humana se me hubiera impregnado. Es probable que, como ocurre siempre, ellos no vean lo que tienen delante de los ojos: las huellas de esa lenta masticación de angustias humanas y de miedos animales que buscan su lugar en la boca, disputándose el espacio. Tal vez en verdad yo haya caído en la cuenta de esa lucha al oír las masticaciones que mi madre hace de su risa de zorra, la que no puede sino surgir de su vieja boca de zorra ya que en ella el animal ha triunfado.



"Pulmonaria I" Lápiz y tinta sobre papel

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